El Gobierno argentino ha introducido un nuevo decreto que transforma la manera en que se adquieren medicamentos sin receta u OTC en las farmacias.
Esta normativa busca facilitar el acceso a los medicamentos de venta libre, permitiendo que estén disponibles directamente en góndolas, sin la mediación del farmacéutico.
¿Cómo impactará en el sector farmacéutico y en los consumidores? Solo el tiempo lo dirá, sin embargo, podemos hacer algunas conjeturas.
El decreto 1024 establece que los medicamentos de venta libre, como analgésicos y antiácidos, podrán exhibirse en góndolas dentro de las farmacias. Esto significa que:
Esta medida tiene implicaciones importantes para las farmacias:
✔️ Adaptación de infraestructura: Solo será viable en locales con espacio suficiente para góndolas con las características ya mencionadas.
✔️ Reducción de interacción farmacéutica: Los profesionales se centrarán exclusivamente en medicamentos bajo receta.
✔️ Obligación de pluralidad: El consumidor demandará a las farmacias contar con más opciones de medicamentos disponibles, para poder comparar marcas y precios, y encontrar así las mejores opciones.
📌 Nota: Las farmacias de barrio más pequeñas podrían enfrentar desafíos para cumplir con esta normativa.
Sin duda, la nueva normativa busca facilitar el acceso a medicamentos de venta libre, permitiendo que las personas elijan directamente desde las góndolas. En sí, esto representa un avance en términos de autonomía y comodidad, ya que elimina pasos intermedios y simplifica la experiencia de compra.
Por otro lado, la posibilidad de comparar precios y marcas con más libertad fomenta un consumo informado y accesible.
Desde esta perspectiva, todo es beneficioso. Pero, ¿qué pasa con el rol del farmacéutico? ¿Es peligroso que el usuario compre medicamentos sin asistencia?
La medida enfrenta críticas por parte de farmacéuticos y asociaciones profesionales, que señalan el riesgo de uso indebido de medicamentos sin la orientación de un experto. La falta de mediación puede resultar en un consumo menos responsable, lo que podría tener consecuencias negativas para la salud pública.
Además, la normativa no es viable para pequeñas farmacias que no cuentan con la infraestructura necesaria, lo que podría generar desigualdades en su implementación.
Desde un punto de vista profesional, la medida parece desvalorizar el rol del farmacéutico, lo cual plantea un dilema ético y sanitario.
Con esta nueva forma de comprar los medicamentos sin receta en las farmacias, el Gobierno apunta a modernizar el acceso a productos esenciales. Sin embargo, es fundamental evaluar cómo afectará la salud pública y la sostenibilidad de las pequeñas farmacias.
💬 Dejá tu comentario y contanos cómo creés que impactará en tu experiencia como consumidor o farmacéutico.